Es más fácil servir a Dios sin una visión, más suave
trabajar para Él sin un llamamiento, porque entonces no tendrás que molestarte
por lo que Él exige. Tu guía será el sentido común, cubierto con una capa de
sentimiento cristiano. Si nunca te das cuenta del llamado divino, puedes ser
más próspero y exitoso desde el punto de vista del mundo y tendrás más tiempo
libre. Pero, una vez que recibas una comisión de Jesucristo, tu memoria siempre
te recordará lo que Dios quiere para estimularte a hacer Su voluntad. Ya no
podrás trabajar más para Él sobre la base de tu sentido común o sabiduría humana.
¿Qué es lo que realmente estimo como "precioso"?
Si digo Jesucristo no me ha cambiado y no me he rendido a Él, consideraré como
valiosos mis conceptos personales sobre el servicio, el tiempo que decida darle
a Dios, y mi vida. Pablo dijo que estimaba su vida como preciosa únicamente
para poder cumplir el ministerio que había recibido y por eso se negó a emplear
sus energías en algo diferente. Este versículo muestra el disgusto casi sublime
de Pablo cuando se le pide que se considere a sí mismo. Él era absolutamente
indiferente a cualquier consideración distinta a la de cumplir el ministerio
que había recibido. El trabajo práctico se puede convertir en un rival de
nuestra entrega a Él, cuando se basa en los siguientes argumentos:
"Recuerda lo útil que eres aquí", o "piensa de cuánto valor
serías en esa clase particular de trabajo". Con esta actitud le damos el
liderazgo a nuestro propio juicio y no a Jesucristo, para que nos guíe al lugar
donde deberíamos ir y donde seríamos de más utilidad. Nunca pienses en si eres
útil o no, pero siempre considera que no somos nuestros sino de Él.
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