Después de la santificación es difícil saber cuál es tu meta
en la vida, porque Dios te ha insertado en su propósito por medio del Espíritu
Santo. Ahora Él te usa en el mundo para que lleves a cabo sus propósitos, como
usó a su Hijo para salvarnos. Si estás buscando grandezas para ti y te dices:
"Dios me ha llamado a esto y aquello", estás poniendo una barrera
entre Él y el propósito que tiene para ti. Mientras mantengas tus propios
intereses y ambiciones personales, no podrás alinearte ni identificarte con los
intereses de Dios. Podrás lograrlo si renuncias a tus planes personales de una
vez por todas y dejas que Él te guíe directamente a su propósito para el mundo.
También debes renunciar a entender tus caminos, porque ahora son los caminos
del Señor.
Debo aprender que el propósito de mi vida es de Él y no mío.
Dios me está usando desde su gran perspectiva personal y todo lo que me pide es
que confíe en Él, sin decir: "¡Señor, esto me produce tanto dolor!” Hablar
así me convierte en una piedra de tropiezo. Cuando dejo de decirle a Dios lo
que yo quiero, Él me puede tomar para lo que desea sin ningún estorbo. Me puede
humillar, exaltar o hacer lo que prefiera. Simplemente me pide una fe absoluta
en Él y en su bondad. Como la autocompasión es del diablo, cuando caigo en ella
Dios no me puede utilizar para su propósito en el mundo. De esta forma yo creo
mi propio y cómodo "mundo dentro del mundo" y el Señor nunca podrá
sacarme de él porque temo congelarme. Confía solo en el DIOS DE JUDA.
1Ts 3:2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para fortaleceros y alentaros respecto a vuestra fe;
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