
Al terminar el año nos volvemos con gran avidez hacia todo lo que Dios tiene para el futuro. Sin embargo, la ansiedad fácilmente aparece cuando recordamos el pasado. Nuestro gozo actual, el cual depende de la gracia divina, tiende a opacarse por el recuerdo de los pecados y los errores del pasado. Pero como Dios es el Dios de nuestro ayer, permite que los recordemos para convertir el pasado en un ministerio de desarrollo espiritual para enfrentar...