
El pozo es hondo, ¡muchísimo más hondo de lo que la mujer samaritana entendía! (Ver Juan 4). Considera las profundidades de la naturaleza humana y de la vida del hombre, piensa en las aguas profundas de los "pozos" que hay en ti. ¿Has estado limitando o empobreciendo el ministerio de Jesús hasta el punto de que Él no puede obrar en tu vida? Imagínate que dentro de tu corazón hay un pozo profundo de dolor e inquietud, y que Jesús se acerca y te...