El mandato de Dios
es: Toma "ahora", no después. ¡Es increíble cómo poco a poca la
palabra pierde su valor por querer tapar con escusas lo que está sucediendo dentro de la iglesia! si Sabemos que algo es correcto hay que hacerlo,
pero tratamos de encontrar excusas para no hacerlo enseguida. Nunca debemos
escalar hasta la altura que Dios nos muestra un poco más tarde; es necesario
hacerlo de inmediato. El sacrificio se efectúa primero en la voluntad, antes de
que se realice de manera práctica. Porque
después las consecuencias son aún más terribles ya no solo a un miembro sino
sobre todo el pueblo y eso también es responsabilidad del pastor y líderes que
lo acompañan.
"Abraham se levantó muy de mañana... y fue al lugar que
Dios le había dicho", Génesis 22:3. ¡Que maravillosa sencillez de Abraham! Cuando Dios
le habló, "no consultó con carne y sangre", es decir, con tus propios
pensamientos, percepciones, gustos, o con cualquier cosa que no esté
fundamentada en tu relación personal con Dios. Todos estos elementos compiten
con la obediencia a Él y la estorban. Abraham no eligió cual sería el
sacrificio. Guárdate siempre de que seas tú quien escoja el servicio a Dios. La
abnegación personal puede ser una enfermedad que daña tu servicio. Si Dios ha
hecho dulce tu copa bébela con gracia; si la he hecho amarga, bébela en
comunión con Él. Si su voluntad providencial para ti es un período duro y de
gran dificultad, sopórtalo, pero nunca elijas el escenario de tu propio
martirio. Dios eligió la prueba para Abraham y él no se demoró ni argumentó.
Obedeció con firmeza. Si no estás viviendo en comunión con Él, es fácil
culparlo o juzgarlo. Antes de que tengas algún derecho de pronunciar un
veredicto, debes superar la prueba porque así aprendes a conocer mejor a Dios.
Él está obrando para que alcancemos sus fines más elevados, hasta que su
propósito y el nuestro sea uno sólo.
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