SENCILLO Y CLARO


James Madison, el cuarto presidente de Estados Unidos, tuvo un papel decisivo en la redacción de la constitución de ese país. Advirtió sobre no elaborar leyes «tan extensas que no puedan leerse o tan incoherentes que no se entiendan». En vista de algunos complicados formularios gubernamentales que he leído, ¡sería necesario que esa advertencia se tuviera en cuenta más a menudo!
A veces, cuando compartimos el evangelio, lo complicamos más de lo necesario. Gracias a Dios, la Biblia presenta la buena noticia de la salvación con un lenguaje claro y fácil de entender. Jesús le dijo a Nicodemo, un fariseo instruido, que «… de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Más tarde, agregó: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (14:6). Con un lenguaje sencillo, el apóstol Pablo le respondió al carcelero de Filipo, quien había preguntado qué hacer para ser salvo: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…» (Hechos 16:31).
La preciosa historia del amor de Dios es sencilla: Él envió a su Hijo a rescatarnos del pecado y de la muerte. Esta es una noticia maravillosa que aun los niños pueden entenderla.
Por la fe en Cristo, recibimos el perdón de Dios y evitamos la condena por el pecado.

EL ESTRES


Cómo impedir un colapso nervioso

¿Está a punto de perder el control? ¿Siente que si añade más presión perderá el dominio propio? El estrés puede ser un monstruo, pero también una buena motivación.
El estrés es la presión externa que nos causa tensión física, mental o emocional; es la resistencia internaen respuesta a la presión externa. El estrés es presión negativa que provoca angustia, peligro o un colapso;  es la presión positiva que produce motivación y movimiento.
Reaccionamos a la presión en forma muy parecida a como hace el metal que debe forjarse para que se haga resistente. La tensión puede aumentar nuestra capacidad de resistencia. Sin embargo, cuando es excesiva, puede producir un colapso nervioso. Dios nos conoce íntimamente. Él sabe la cantidad correcta de presión que podemos sobrellevar, pero nuestras reacciones son muy importantes…
El estrés es un asunto espiritual que afecta la vida total. La presión no es la culpable. La forma en que reaccionamos a la presión es la que revela si entendemos los caminos de Dios. La aparición de la tensión mide nuestra madurez. Podemos permitir que se interponga entre nosotros y el Señor, o podemos hacer que nos acerque más a él.
¿Tiene usted una perspectiva positiva o negativa? Si pasa mucho tiempo pensando en forma negativa, casi cualquier cosa puede convertir en estrés, aun las buenas circunstancias. Por eso, Dios quiere que meditemos en lo que es puro y santo…Las emociones deben reconocerse y aceptarse, básicamente son producto de nuestros pensamientos y pueden controlarse. La inmadurez emocional nos hace prisioneros de nuestros sentimientos y nos mantiene encadenados a un estrés exagerado…La ciencia médica tiene una definición especial al estrés. Dice que entreteje las reacciones mentales y emocionales con el sistema nervioso central… si no manejamos la presión en forma saludable, nos hacemos susceptibles a una gran variedad de problemas de salud.
¿Se encuentra usted mental, emocional o físicamente a punto de sufrir un colapso? ¿Se dirige hacia él a toda velocidad, pero ya no tiene combustible? Con frecuencia, Dios permite que se termine el combustible para que nos acerquemos a él. Acérquese al “Rey de reyes” y aprenda de él. El Espíritu Santo está trabajando en usted, buscando tener una relación personal para ayudarle a llevar sus cargas…
Mat 11:28-30 SRV  Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.  (29)  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.  (30)  Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Flp 4:8-9 SRV  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.  (9)  Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz será con vosotros.
Rom 12:2 SRV  Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.




EL LLAMAMIENTO DIVINO....


Pablo afirma en este versículo que el llamado de Dios es a predicar el Evangelio. Pero recuerda lo que el apóstol quiere decir con evangelio, esto es, la realidad de la redención en nuestro Señor Jesucristo. Nosotros tenemos la tendencia a convertir la santificación en la meta de lo que predicamos. Pablo se refiere a las experiencias personales únicamente a manera de ilustración, no como la finalidad del tema. No fuimos comisionados para predicar la salvación o la santificación, sino para levantar a Jesucristo (ver Juan 12:32). Es injusto decir que en la redención Jesucristo sufrió dolores de parto para volverme a mí un santo. Jesucristo sufrió en la redención para redimir al mundo entero y colocarlo perfectamente íntegro y restaurado ante el trono de Dios. El hecho de que nosotros podamos experimentar la redención ilustra el poder de su realidad, pero esa experiencia es una con secuencia y no el objetivo de la redención. Si Dios fuera humano, ¡cuán hastiado y cansado estaría de los continuos ruegos que hacemos luz por nuestra salvación y santificación! ¡Le imponemos cargas desde que amanece hasta que anochece pidiéndole que nos dé cosas, o que nos libre de algo! Pero cuando finalmente tocamos el fundamento sólido de la realidad del Evangelio de Dios, nunca más lo molestamos con nuestras pequeñas quejas personales.
La única pasión en la vida de Pablo era proclamar el Evangelio. Él recibió con beneplácito las angustias, desilusiones y tribulaciones por una sola razón: estas circunstancias lo mantenían imperturbable en su devoción al Evangelio de Dios.

(1Co 1:17 SRV)  Porque no me envió Cristo á bautizar, sino á predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo.


Algo más sobre sus métodos


Él va al lugar de donde nos ordenó salir. Si cuando Dios dijo: “Id”, te quedaste porque estabas muy preocupado por la gente de tu casa, lo que hiciste fue robarles las enseñanzas del mismo Jesucristo en persona. Cuando obedeciste y le dejaste todas las consecuencias a Dios, el Señor fue a “tu ciudad” a enseñar, pero mientras no quisiste obedecer, obstaculizaste el camino. Ten cuidado cuando empiezas a argumentar y a poner en competencia lo que llamas tu deber con las órdenes del Señor. Si dices: “Yo sé que Él me dijo que fuera, pero mi deber está aquí”, significa que no crees que Jesús hablaba en serio.
Él enseña donde nos manda que no lo hagamos... "Maestro... hagamos tres enramadas", Lucas 9:33. ¿Estamos jugando a ser dioses aficionados en la vida de otras personas? ¿Hacemos tanto ruido cuando enseñamos a otros que Dios no puede de ninguna manera acercárseles? Tenemos que aprender a mantener nuestra boca cerrada y nuestro espíritu alerta.
Dios desea instruirnos acerca de su Hijo y quiere transformar nuestros tiempos de oración en “montes de transfiguración” (Ver Lucas 9:28-29).
Cuando estamos seguros de que Él va a actuar en una forma específica, nunca volverá a obrar de la misma manera. Él obra allí donde nos ha ordenado esperar... "Quedaos vosotros... hasta que...", Lucas 24:49. Espera en Dios y Él obrará ¡pero no esperes enfadado espiritualmente ni sintiendo pena por ti mismo, pues tu visión es tan corta que no tienes la capacidad de ver más allá de tus narices.
¿Estamos lo suficientemente apartados de nuestros propios ataques espirituales de histeria como para “esperar en Él”?
Esperar no es sentarnos con las manos cruzadas sin hacer nada, sino aprender a hacer lo que se nos ha mandado. Estas son algunas de las facetas de los métodos de Dios que pocas veces reconocemos.
(Mat 11:1 SRV)  Y FUÉ, que acabando Jesús de dar mandamientos á sus doce discípulos, se fué de allí á enseñar y á predicar en las ciudades de ellos.


La comunión en el evangelio


Después de la santificación es difícil saber cuál es tu meta en la vida, porque Dios te ha insertado en su propósito por medio del Espíritu Santo. Ahora Él te usa en el mundo para que lleves a cabo sus propósitos, como usó a su Hijo para salvarnos. Si estás buscando grandezas para ti y te dices: "Dios me ha llamado a esto y aquello", estás poniendo una barrera entre Él y el propósito que tiene para ti. Mientras mantengas tus propios intereses y ambiciones personales, no podrás alinearte ni identificarte con los intereses de Dios. Podrás lograrlo si renuncias a tus planes personales de una vez por todas y dejas que Él te guíe directamente a su propósito para el mundo. También debes renunciar a entender tus caminos, porque ahora son los caminos del Señor.
Debo aprender que el propósito de mi vida es de Él y no mío. Dios me está usando desde su gran perspectiva personal y todo lo que me pide es que confíe en Él, sin decir: "¡Señor, esto me produce tanto dolor!” Hablar así me convierte en una piedra de tropiezo. Cuando dejo de decirle a Dios lo que yo quiero, Él me puede tomar para lo que desea sin ningún estorbo. Me puede humillar, exaltar o hacer lo que prefiera. Simplemente me pide una fe absoluta en Él y en su bondad. Como la autocompasión es del diablo, cuando caigo en ella Dios no me puede utilizar para su propósito en el mundo. De esta forma yo creo mi propio y cómodo "mundo dentro del mundo" y el Señor nunca podrá sacarme de él porque temo congelarme. Confía solo en el DIOS DE JUDA.

1Ts 3:2  y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para fortaleceros y alentaros respecto a vuestra fe; 

http://www.facebook.com/PorElOjoDeUnaAgujaRadioCristiana/app_180810088654561


SU SANGRE PAGO TODOS MIS PECADOS


Cuando pienso en todo lo que Dios hizo por mi, sinceramente me conmuevo, pensar en todo lo que hizo por amor a mi, en todo lo que sufrió por mi y más aun pensar en que jamás hizo algo malo para merecerlo sin embargo se puso en mi lugar, eso y más me emociona en gran manera.
Cuando pienso en eso y reflexiono en la vida que llevo me doy cuenta que tengo que aplicarme más, me doy cuenta que su sacrificio debe hacer que cada día yo trata de ser mejor. Y es que a veces no valoramos el sacrificio que Jesús hizo por nosotros, a veces se nos olvida que el Justo murió por nosotros los injustos y a pesar de ello tenemos el descaro de reclamar más a Dios o de quejarnos de cosas que realmente no tienen importancia.
Hoy mientras escribía estas líneas sentí que muchas veces no estoy valorando ese sacrificio como Dios se lo merece, reflexione en que su sacrificio fue tan grande y yo muchas veces doy tan poco de mi.
Quizá también sea tu caso, quizá hace mucho tiempo que no veías el sacrificio de Jesús por ti como algo tan maravilloso y especial, quizá hasta se te había olvidado todo lo que Él sufrió por amor a ti, pero hoy puedes reflexionar y comenzar a actuar de una manera especial, demostrando a través de tu diario vivir que su sacrificio no fue en vano, que fuiste perdonado para vivir una vida agradable a Dios y ser testimonio al mundo de que la sangre de Cristo además de perdonar los pecados del hombre también transforma la vida del ser humano.
Juntos podemos este día comenzar a vivir de tal manera que la sangre derramada de Cristo por nosotros se refleje a través de una vida totalmente diferente en donde cada uno de nosotros hagamos de Jesús el Centro de nuestra vida.
Vivamos recordando cada día ese sacrificio y que ello nos motive a vivir una vida santa apartada del mal, que cada día nos apliquemos más para vivir como Dios se merece que vivamos.
Recuerda que su sangre pago todos tus pecados, su muerte y resurrección fue el precio para que hoy podamos ser perdonado totalmente.

¡SI EL MURIÓ POR MI, HOY YO QUIERO VIVIR PARA ÉL!

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” 

Apocalipsis 12:11 (Reina-Valera 1960)

¿Saldrás sin saber a dónde?


"...Y salió sin saben a dónde iba", Hebreos 11:8.

¿Has "salido" asi alguna vez de esta manera? Si así es, no existe ninguna respuesta lógica cuando alguien te interroga acerca de lo que estás haciendo. Una de las preguntas más difíciles de responder en el trabajo cristiano es: "¿Qué es lo que esperas hacer?" No sabes lo que vas a hacer. Lo único que sabes es que Dios sabe lo que Él está haciendo. Examina continuamente tu actitud hacia Dios y verifica si estás dispuesto a "salir" en cada área de tu vida, confiando plenamente en Él. Esa actitud siempre te mantendrá a la expectativa, porque no sabes lo que Él va a hacer después. Al levantarte cada mañana tienes una nueva oportunidad para "salir" edificando tu confianza en Dios. "No os angustiéis por vuestra vida... ni por el cuerpo", Lucas 12:22. En otras palabras, no te preocupes por las cosas que te preocupaban antes de “salir”.
¿Le has estado preguntando a Dios lo que va a hacer? Nunca te lo dirá. Él no te cuenta lo que va a hacer; te revela quién es Él. ¿Crees en un Dios que hace milagros y vas a "salir" rendido completamente a Él, hasta que nada de lo que haga te sorprenda en lo más mínimo?
Cree que Dios siempre es el Dios que tú has conocido cuando estás muy cerca de Él, y luego piensa en lo innecesario e irrespetuoso que es la preocupación. Permite que la actitud de tu vida sea de continua disposición a 'salir" confiando en Dios y tu vida tendrá un carisma sagrado e inexpresable muy satisfactorio para Jesús. Tienes que aprender a "salir" con fiando en JESUS a través de sus convicciones, no en tus creencias o experiencias, hasta que alcances el punto en que nada se interponga entre tú y Dios.AMEN

EXPRESATE....CANTA..ALABA..CON JUBILO


Cuando David dijo que hiciéramos un ruido gozoso al Señor estaba declarando que la adoración debía ser expresiva al Señor. Expresar nuestras fuertes emociones de manera audible es algo normal — la boca trata de expresar las alabanzas del corazón. Sin embargo, muchos de nosotros hemos sido condicionados para mantenernos apagados y reservados cuando se trata de adorar a Dios.
En tiempos antiguos, el pueblo de Dios expresaba su adoración y alabanza a Él de diversas maneras:
• Con un corazón recto (Salmos 32:11). Adorar es un asunto del corazón, no un ritual externo. Cuando adoramos a Dios, debe ser de un corazón que esté bien con Él.
• Con cantos de gozo (Salmos 95:1-2). Debido a que Israel había presenciado los actos formidables de Dios, respondió con cantos apasionados. Sus cantos eran vivos porque su Dios estaba vivo.
• Con aplausos (Salmos 47:1). Contrario a ciertas opiniones conservadoras, los aplausos son un método bíblico para alabar y adorar a nuestro Dios.
• Con reverencias delante de Él (Salmos 66:4). Reverenciar en adoración es una señal de humildad delante de Dios.
• Por medio del servicio reverente (Salmos 2:11). El pueblo de Dios estaba llamado a dejar de pasar por las formalidades del deber religioso. Servir al Señor no debe ser algo oneroso; debe ser un gozo real servir a un Dios que nos ama y no perdona completamente.
• Con todo nuestro corazón — con toda nuestra mente, nuestras emociones, nuestro cuerpo, y nuestra voluntad (Salmo 100). No hay necesidad de encarcelar nuestra alabanza en la cárcel de la reserva.
Somos llamados a ser expresivos en nuestra adoración. Esta experiencia interna y expresión externa de nuestra adoración no es un llamado al emocionalismo, sino un llamado a gustar de Dios y a ser transformado por Su imponente presencia. 

Martin Lutero (1483-1546)


Martin Lutero (1483-1546)

Hudson Taylor (1832-1905)


Hudson Taylor (1832-1905)

¿Este podría ser mi caso?¿o tu caso.....?


Es más fácil servir a Dios sin una visión, más suave trabajar para Él sin un llamamiento, porque entonces no tendrás que molestarte por lo que Él exige. Tu guía será el sentido común, cubierto con una capa de sentimiento cristiano. Si nunca te das cuenta del llamado divino, puedes ser más próspero y exitoso desde el punto de vista del mundo y tendrás más tiempo libre. Pero, una vez que recibas una comisión de Jesucristo, tu memoria siempre te recordará lo que Dios quiere para estimularte a hacer Su voluntad. Ya no podrás trabajar más para Él sobre la base de tu sentido común o sabiduría humana.
¿Qué es lo que realmente estimo como "precioso"? Si digo Jesucristo no me ha cambiado y no me he rendido a Él, consideraré como valiosos mis conceptos personales sobre el servicio, el tiempo que decida darle a Dios, y mi vida. Pablo dijo que estimaba su vida como preciosa únicamente para poder cumplir el ministerio que había recibido y por eso se negó a emplear sus energías en algo diferente. Este versículo muestra el disgusto casi sublime de Pablo cuando se le pide que se considere a sí mismo. Él era absolutamente indiferente a cualquier consideración distinta a la de cumplir el ministerio que había recibido. El trabajo práctico se puede convertir en un rival de nuestra entrega a Él, cuando se basa en los siguientes argumentos: "Recuerda lo útil que eres aquí", o "piensa de cuánto valor serías en esa clase particular de trabajo". Con esta actitud le damos el liderazgo a nuestro propio juicio y no a Jesucristo, para que nos guíe al lugar donde deberíamos ir y donde seríamos de más utilidad. Nunca pienses en si eres útil o no, pero siempre considera que no somos nuestros sino de Él.

CON VALOR ETERNO

                                  En su batalla contra el cáncer, Steve Jobs, cofundador de la compañía Apple, declaró: «Recordar que pronto estaré muerto es la herramienta más valiosa que he descubierto para ayudarme a tomar las decisiones importantes de la vida. Las expectativas externas, el orgullo, el temor al ridículo o al fracaso y prácticamente todo lo demás se desvanece al enfrentar la muerte, y da lugar a lo que en verdad importa». Su sufrimiento influyó en sus decisiones.
En cambio, el apóstol Pedro quería motivar a sus lectores para que utilizaran su sufrimiento para beneficio eterno. Y deseaba que el padecimiento y la muerte de Jesús los inspiraran a aceptar el conflicto y la persecución espiritual que enfrentarían al testificar de Él. Dicho sufrimiento sería la norma porque amaban al Señor, y los motivaría a abandonar las pasiones pecaminosas y a obedecer la voluntad de Dios (1 Pedro 4:1-2). Para que sus vidas tuvieran resultados eternos, debían rechazar con firmeza los placeres efímeros y entregarse por completo a lo que le agradaba al Señor.
Recordar que Cristo sufrió y murió para perdonar nuestros pecados es la motivación más importante para tomar decisiones que honren a Dios y que cuenten para la eternidad.
La muerte de Cristo perdonó mis pecados pasados y me estimula a obedecer en el presente.                                   

Mateo 5:45… vuestro Padre que está en los cielo..



Mientras las lluvias torrenciales golpeaban la cabeza de las petunias que acababa de plantar, sentí pena por ellas. Quería meterlas en la casa para protegerlas de la tormenta. Cuando la lluvia paró, sus caritas miraban al suelo, inclinadas por el peso del agua. Parecían tristes y débiles. Sin embargo, a las pocas horas, se reavivaron y levantaron la cabeza hacia el cielo. Al día siguiente, estaban derechas, firmes y fuertes.
¡Qué transformación! Después de golpearlas en la cabeza, la lluvia corrió por sus hojas, humedeció el suelo y resurgió a través de sus tallos, lo cual las fortaleció para que estuvieran erguidas.
Como prefiero la luz del sol, me molesta que la lluvia dañe las plantas que tengo afuera. A veces, me equivoco y considero que la lluvia es algo negativo. Pero los que han experimentado una sequía saben que es una bendición, ya que nutre la tierra para beneficiar tanto a los justos como a los injustos (Mateo 5:45).
Aun cuando las tormentas de la vida golpean con tanta intensidad que casi nos derrumbamos ante tal fuerza, la «lluvia» no es un enemigo. Nuestro Padre amoroso ha permitido que ocurra para fortalecernos. Él utiliza el agua que nos azota exteriormente para que maduremos por dentro y podamos pararnos firmes y fuertes.

CUAL ES TU DON ESPIRITUAL?

  En uno de sus viajes al nuevo mundo, Cristóbal Colón se topó con un árbol extraordinario. Tenía un fruto redondo que rebotaba como una pelota. Los nativos lo llamaban caoutchouc —«la Madera que llora». El árbol emitía una savia que se veía como si el árbol estuviera llorando. Con el tiempo, la savia se cosechaba y se endurecía convirtiéndose en un borrador que podía borrar el carbón del lápiz sobre el papel. Debido esto, lo llamaron «caucho».
El caucho tenía otros usos pero se volvía demasiado quebradizo en el invierno. En la década de 1830, un inventor llamado Charles Goodyear encontró que al eliminar el azufre del caucho, éste podía soportar temperaturas muy frías y así podía usarse para hacer llantas de caucho. Esto guió el camino hacia una enorme demanda del caucho cuando se inventó el automóvil. Más tarde se descubrió que la savia del árbol del caucho podía usarse para hacer guantes quirúrgicos. Hoy, su bella madera rubia está adquiriendo popularidad en la industria de la fabricación de muebles.
¿Quién imaginaría que un árbol podía usarse para hacer pelotas que rebotan, llantas de caucho, guantes de látex, y muebles excelentes? El árbol tiene usos múltiples que sólo tenían que descubrirse.
A menudo pensamos que cada creyente sólo tiene un don espiritual. Pero éste no siempre es el caso. Muchos tienen más de uno (1 Corintios 12:11). El apóstol Pablo usó dones tan diversos como la enseñanza, la administración, y el dar aliento.
Puede que seamos tan experimentados en el uso de algún don en particular que pensamos que es el único que tenemos. Pero, si tratamos nuevas vías en el servicio a Dios, puede que muy bien descubramos un nuevo don. Encontraremos que lo teníamos todo el tiempo pero que su potencial nunca se usó.
Al igual que el árbol del caucho con sus múltiples usos, cada uno de nosotros tenemos capacidades especiales. ¿Qué cosa nueva podrías intentar para Dios? Puede que simplemente descubras un don espiritual.  

Riquezas del alma


Con la esperanza de ganar un premio récord de 640.000.000 de dólares, los norteamericanos gastaron unos 1.500.000.000 para comprar billetes de lotería para un sorteo interestatal a principios de 2012. Las posibilidades de ganar eran la sombrosa cantidad de 1 en 176.000.000, pero la gente formaba fila en los supermercados, las gasolineras y las cafeterías para comprar una chance de enriquecerse. Algo en nuestro interior nos hace pensar que el dinero resolverá los problemas y mejorará nuestra vida.
Un personaje de la Biblia llamado Agur tenía una perspectiva diferente sobre las riquezas cuando le pidió a Dios que le otorgara dos peticiones antes de morir.
En primer lugar, solicitó: «Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí» (Proverbios 30:8). La integridad es clave para vivir sin ansiedad. Cuando no tenemos nada que esconder, tampoco hay nada que temer. El engaño esclaviza, pero la honestidad libera. Segundo, declaró: «No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario» (v. 8). La satisfacción brota al confiar en la provisión de Dios y aceptar con gratitud lo que Él nos proporciona. Al hablar del Creador, Agur señaló que el Señor «… afirmó todos los términos de la tierra […]. Él es escudo a los que en él esperan» (vv. 4-5).
La integridad y el contentamiento son riquezas del alma al alcance de todos. A nuestro Señor le agrada conceder esos tesoros a todos los que le piden.
¡La insatisfacción empobrece, pero el contentamiento enriquece!
fuente http://rbclatino.org